«Una verdadera obra maestra. Estoy segura de que es la única historia detectivesca de este siglo que pasará a la posteridad como un clásico». DOROTHY L. SAYERS
«Una de las tres mejores novelas de detectives jamás escritas».AGATHA CHRISTIE
«Una deliciosa obra maestra, irónica y desconcertante, escrita por un gran amigo de Chesterton». FERNANDO SAVATER
«Una obra maestra del género, escrita en estilo elegante y con un estupendo estudio de caracteres. Debo decir que es un libro que no me canso de leer, lo que en una obra de intriga tiene un mérito añadido».J. M. GUELBENZU, Babelia, El País
«El único defecto que encuentro a esta novela es que me han resultado cortas las horas invertidas en su lectura».LUIS ALBERTO DE CUENCA, Abc
«La originalidad de este clasicazo lo convierte en indispensable».JUAN C. GALINDO, Elemental, El País
De poco le servirá su poder al temido magnate estadounidense Sigsbee Manderson cuando el jardinero de su finca en la campiña inglesa lo encuentre muerto de un disparo… El pintor y detective aficionado Philip Trent, que sigue con entusiasmo el caso a través de los periódicos, descubre con su atenta lectura algunos detalles del crimen que parecen habérsele pasado por alto a las autoridades: ¿por qué no llevaba la víctima su dentadura postiza? ¿Y cómo es que su joven y bella viuda parece tan aliviada por la tragedia? A pesar de lo descabellado de algunos de sus razonamientos y de un inesperado interés romántico, la apasionada entrega de Trent al arte de la deducción conseguirá desvelar lo que nadie esperaba que alguien como él fuese capaz de encontrar: la verdad.
La obra maestra de Bentley, fruto del hartazgo que causaba en él la infalibilidad de Sherlock Holmes, marcó el comienzo de la modernidad en el género con un memorable protagonista cuyo encanto reside, precisamente, en su capacidad para reírse de sus propios errores, mientras avanza con jovialidad por una de las más ingeniosas tramas que el lector pueda recordar.
เกี่ยวกับผู้แต่ง
E. C. BENTLEY (Londres, 1875-1956) estudió en el St. Paul School y trabajó en el Daily News y el Daily Telegraph. La secuela de El último caso de Philip Trent (1913), Trent’s Own Case, no vería la luz hasta veintitrés años después.