La eugenesia y otras desgracias recoge una serie de artículos escritos por Chesterton en torno a la aprobación de la Mental Deficiency Act de 1913, que limitaba los derechos y libertades de personas a quienes los ‘expertos’, aplicando la selección natural darwiniana, clasificaban como ‘no aptas’. Estas páginas suponen la resistencia intelectual del gran escritor inglés a la ideología eugenésica que se extendió por el mundo como un tsunami en la primera mitad del siglo XX. Con su sentido común característico, su alegre ironía y su profundo convencimiento de la dignidad humana, Chesterton desenmascara los sofismas utópicos de los eugenistas, deja al descubierto sus tretas de manipulación e ingeniería social y defiende al hombre real frente a quienes, invocando una supuesta ciencia y la mejora de la raza, querían -y quieren todavía- imponer la ley del más fuerte. A cien años de distancia, sus argumentos y razones no son sólo reflejo de su época, sino que, lejos de perder actualidad, parecen también casi proféticos de las oportunidades y los riesgos de nuestro tiempo.
De La eugenesia y otras desgracias (1922) (Eugenics and Other Evils) los lectores de Chesterton en lengua española tenían poca o casi ninguna noticia, pues hasta la fecha solo se había publicado una traducción en Argentina en la década de los 60. De ahí el interés de esta nueva edición española ahora traducida por Aurora Rice y presentada con una extensa y documentada introducción de Salvador Antuñano. Se añade también un ensayo sobre la reforma social y la problemática del control de la natalidad que permanecía inédito en español y que Chesterton publicó separadamente en 1927.
เกี่ยวกับผู้แต่ง
Gilbert K. Chesterton (Londres, 1874-Beaconsfield, 1936), fue uno de los grandes escritores de la literatura inglesa. Chesterton destacó en todos los géneros literarios, en la novela, la poesía, el periodismo, la biografía, el libro de viajes; pero especialmente en el menos convencional y menos cerrado de todos, el ensayo. Sin duda el ensayo era el género que más convenía a su peculiarísima personalidad humana y artística. Porque Chesterton siempre fue polémico y polemista, es decir, un hombre curioso y apasionado para quien no había asunto que no pudiera o no debiera ser tema de discusión. Tal y como Chesterton afirmaba, ‘no hay cosas sin interés. Tan sólo personas incapaces de interesarse’. Este humor y peculiar visión de las cosas, hizo que fuera conocido como ‘el príncipe de las paradojas’.