Problemas como la muerte, fracaso, soledad, decepción, injusticia, abandono, limitaciones, enfermedad y muchos otros, afectan sin distinción (y a veces sin tregua) a todos los seres humanos independientemente de su raza, nacionalidad, posición social, color, orientación sexual, género, religión y composición familiar.
Algunos son afectados con mayor o menor intensidad y frecuencia, pero, inevitablemente, todos los seres humanos nos tenemos que enfrentar a alguna tragedia.
En todos los casos, siempre tenemos la opción de estar bien o mal; y la decisión es nuestra. El destino nunca está en nuestra contra; solo pasa, y adaptarnos es más fácil de lo que nos han dicho.
En este libro van a encontrar conceptos simples y valiosos que les ayudarán a retomar el control de sus pensamientos y acciones para lograr una vida plena y feliz, pase lo que pase.
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Guillermo Cordero nació en Bogotá el 23 de octubre de 1959. En su nativa Colombia, tomó una preparación académica y técnica muy extensa, la cual incluyó dibujo arquitectónico, inglés, un título de arquitecto y un postgrado en Gerencia de Mercadeo.
En Toronto, Canadá, incrementó su capacitación, tomando cursos intensivos de inglés, francés, un programa universitario de 3 años en ciencia de la construcción y una gran variedad de cursos en representación técnica, construcción sostenible, documentos de construcción, y preparación de especificaciones técnicas. Estos estudios le permitieron obtener varias designaciones importantes para solidificar su credibilidad en una industria competida y compleja.
Durante esta carrera por la realización profesional, se dio cuenta de un hecho algo desilusionante: toda esta rigurosa instrucción académica le había servido para defenderse bien a nivel laboral, pero no lo había preparado para enfrentarse a la adversidad en la vida. En las aulas universitarias no le habían enseñado que la vida era incierta. Ninguno de sus renombrados profesores había mencionado que el fracaso, en ocasiones, es imposible de evitar. En ningún centro docente le habían mostrado la manera de recuperarse después de un certero golpe emocional. En los claustros había aprendido a resolver situaciones técnicas complejas, pero no a entender que las cosas a veces salen bien y a veces mal, y que eso es el proceso natural del universo.
Un día, luego de muchas complicaciones, empezó a leer literatura de auto ayuda y superación personal, y su vida cambió para siempre. Y no tuvo que inventar ni adquirir nada complicado; la sabiduría y las herramientas necesarias, las traía, al igual que todos nosotros, desde el vientre materno.