¿Qué fue lo que hice al anunciar este seminario bajo el título de ‘La vida-la muerte’, es decir, reemplazando por un guion o por un espaciado sin él o por un guion sin palabra, por un silencio marcado, la y que en general pone la muerte con la vida, yuxtapuesta la una a la otra o, más seguramente, opuesta? Lo que quizás aparece justamente como problema en lo referido a la vida la muerte es la relación de yuxtaposición o de oposición, la relación de posición, la lógica de la posición (dialéctica o no dialéctica).
En La vida la muerte, uno de sus seminarios más fructíferos, Jacques Derrida propone pensar en la vida y la muerte en virtud de una lógica que no plantearía la muerte como lo opuesto a la vida. Al invertir la perspectiva clásica, Derrida muestra a sus estudiantes que es la muerte, justamente, la que hace posible la vida.
En catorce fascinantes sesiones impartidas durante 1975-1976, Derrida deconstruye la tradicional oposición entre la vida y la muerte a través de lecturas diversas y deliberadamente multidisciplinarias, desarrollando su pensamiento tanto en contacto con la filosofía (Hegel, Nietzsche, Heidegger) como con la epistemología de la ciencia (Georges Canguilhem), la genética contemporánea (François Jacob) y el psicoanálisis.
En ese recorrido se evidencia la dedicación con la que Derrida, uno de los filósofos franceses más importantes del siglo pasado, no solo preparaba sus escritos destinados a la exposición oral, sino también en las relecturas constantes que hacía de sus propias escrituras.
Про автора
Jacques Derrida nació en Argelia en 1930 y falleció en París en 2004. Estudió en el Lycée Louis-le-Grand y luego en la École Normale Supérieure. Así conoció a Pierre Bourdieu, Michel Deguy, Michel Serres, siguió los cursos de Jean Hyppolite y Maurice de Gandillac, y se vinculó con Louis Althusser y Michel Foucault. Después de haber escrito su tesis ‘El problema de la génesis en la filosofía de Husserl’, dejó París para enseñar en Harvard. Pero el servicio militar obligatorio para la guerra de Argelia lo hizo regresar a Francia. Entre sus libros se destacan: De la gramatología, La escritura y la diferencia, La tarjeta postal, Mal de archivo, entre otros. Desarrolló un pensamiento ineludible y con el tiempo se convirtió en uno de los filósofos franceses más estudiados del mundo.