Esta antología de Constituciones cubanas comprende las primeras constituciones con que las fuerzas independentistas conformaron un código legal y un marco de actuación jurídico desde el que legitimar sus posiciones. Las tres primeras de estas constituciones se ocupan de preparar un espacio de poder y legalidad que permita establecer tratados y separar el poder judicial del resto de los poderes.
Es a partir de la Constitución de la Yaya que los escritos constitucionales de los movimientos independendistas cubanos empiezan a establecer auténticos principios de gobernabilidad; en una creciente voluntad de abarcar los aspectos políticos más cercanos a la vida cotidiana en la isla y en una pretensión de diálogo con las dos fuerzas extranjeras que más incidieron en la Cuba de entonces: España y los Estados Unidos.
La Enmienda Platt
Este libro incluye asimismo la Constitución autonómica de 1897, redactada durante el protectorado norteamericano, la Enmienda Platt y el resto de las constituciones anteriores a la del 1940, que sorprende a muchos por su modernidad y espíritu soberano.
1940
En la Constitución de 1940 las razas, la emigración, la condición de la mujer, la igualdad de posibilidades y la defensa de un Estado protector de las clases desfavorecidas son elementos de referencia.
Aunque la posterior historia política de Cuba restringió ese texto con sucesivas enmiendas hasta anularlo por completo, sustituyéndolo por la Constitución de 1976. Resulta irónico que participasen en su redacción las mismas fuerzas que después la desvirtuaron.
Las constituciones comunistas
Las constituciones comunistas de 1976 y 1992 hacen énfasis en las definiciones ideológicas de la revolución cubana por encima de las libertades individuales. Asimismo en estas dos constituciones se insiste más en la permanencia de una epopeya épica y transhistórica que abarca a todos los sectores de la sociedad cubana en detrimento de la gestión práctica de la misma.
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