En esta obra audaz y convincente Gregory Boyd emprende la tarea de reconsiderar los asuntos centrales de la teodicea cristiana. Según estima Boyd, los teólogos todavía dependen muy excesivamente de la respuesta de Agustín al problema del maligno, atribuyéndole dolor y sufrimiento a los buenos propósitos misteriosos de Dios.
Mediante una lectura detallada y sofisticada tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento, Boyd argumenta que Dios ha estado en una batalla de larga duración (aunque no eterna) en contra de Satanás y que ese conflicto es una de las grandes dimensiones del lienzo final en donde todo, en la narrativa bíblica desde la creación hasta las postrimerías, se pintará y por lo tanto se comprenderá.
De acuerdo a esto, los cristianos modernos no están inclinados a esperar la iniquidad y por consecuencia, cuando ocurre, se quedan perplejos aunque resignados. Los escritores del Nuevo Testamento, por otra parte, estaban inclinados a esperar la iniquidad y pelear en contra suya. Los cristianos modernos intentan entender la iniquidad intelectualmente, mientras que los escritores del Nuevo estamento luchaban para vencer la iniquidad.
Tan edificante que es provocativo, Dios en pie de guerra premiará la cuidadosa atención de los eruditos, pastores, estudiantes y también de los lacios educados.