Tres poetas, tres territorialidades. Enrique G. Gallegos, Pedro Goche, Francisco Naishtat. La territorialidad no es sólo la localización espacial del poeta. Si dice territorialidad y no territorio es para invocar lo lejano y lo cercano que acontece en el poema. ¿Qué unen tres lugares como Guadalajara, San Pedro y Buenos Aires? No son sus calles, sus plazas, sus historias. No es la dureza de su urbanización. Es el despliegue de una serie de imágenes y experiencias poéticas que se localizan, se expanden y se concentran en el poema. El poema irradia. Los poemas ‘[En las sombras la brasa de un cigarro]’ de Goche y ‘Oda al cigarrillo suelto’ de Naishtat, son la misma imagen poética que se desplaza de San Pedro a Buenos Aires; el mismo sinuoso humo blanco que intenta cifrar y descifrar dos territorialidades.
Pero también la desterritorialización (Deleuze): la fuerza con la que el poeta se desprende de vivencias, existencias y recuerdos, para empoderarse en otras zonas, otras dimensiones, otras tragedias. El sedicioso devenido desganado burócrata de los poemas ‘Antisistémico’ y ‘Malas cuentas’ de Gallegos, después aparece en ‘la señora [vendedora] del Yakult’ que ofrece yerbajos prodigiosos (‘Las ciudades enfermas’) de Goche y en la tristeza el gato Félix que ‘tiñe la tarde de angustia’ del poema ‘Haiku inexistencial por mi gato’ de Naishtat. Poemas de tres escritores y tres ciudades: no la apacible relatoría de la ciudad, ni su aquietante rememoración que fue o devendrá.
El poema como territorialización y desterritorialización: en la ironía de Gallegos, en la rememoración de Goche y en la inexistencia de Naishtat. Ironía, rememoración e inexistencia: tres poéticas que son una y tres territorialidades que fluyen rizomáticamente en la misma línea temporal. Para decirlo en otras palabras, flujos, reflujos y reenvíos. Es el guiño que hace Goche con su ‘paquetería’ a dos emisarios (Gallegos/Naishtat) en dos ciudades de nuestra Latinoamérica. Un paquete a tres voces que al lector le toca cifrar.
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Enrique G. Gallegos, Pedro Goché y Francisco Naishtat.