Si queremos que nuestro mensaje cristiano impacte en el entorno social del siglo XXI, necesitamos construir un puente entre los dos milenios que la turbulenta historia del pensamiento cristiano abarca. Urge recuperar las raíces históricas de nuestra fe y exponerlas en el entorno actual como garantía de un futuro esperanzador. Dar a conocer al mundo cristiano actual las obras de los grandes autores cristianos de los siglos i al v es el objeto de la ‚Colección PATRÍSTICA‘. La sociedad postmoderna del siglo XXI plantea unas carencias morales y espirituales concretas que a la Iglesia corresponde llenar.
En este tomo se incluye la obra Confesiones, de gran valor en su producción literaria.
Über den Autor
AUTOR TRANSCRITO O CITADO EN ‚El Tesoro de David‘ DE C. H. SPURGEON
Considerado el más importante de los teólogos cristianos desde el Apóstol Pablo, Agustín nació el 13 de noviembre del año 354 en la ciudad de Tagaste, actual territorio de Argelia, en el Norte de África. Sus padres, Patricio y Mónica, pertenecían a la clase media, aunque se distanciaban por sus creencias: Patricio era pagano, mientras que Mónica aceptó la fe cristiana y se destacó por su piedad.
Determinado a que su hijo fuera abogado, Patricio le envió a estudiar a Tagaste, Madaura, y posteriormente a Cartago. Agustín cursó sus estudios con brillantez, pero, al mismo tiempo, arrastrado por la pasión juvenil y las tentaciones de la época, se entregó a una vida disoluta.
A la muerte de su padre, consciente de los muchos sacrificios por él realizados para que pudiera gozar de instrucción, decidió enmendar un poco su vida y comenzó a interesarse por las ideas religiosas. Sin embargo, con una mente entregada por completo a la filosofía griega y preocupado por el problema del origen del mal, entró en la secta de los maniqueos de la que formó parte nueve años, una religión de origen persa que proclamaba la existencia de dos dioses u orígenes últimos de todas las cosas en conflicto constante: la luz y las tinieblas. Años después, (387-400) escribiría numerosas obras contra los maniqueos.
Convertido en un erudito formidable y en un magnífico orador, consiguió afincarse en Roma y abrir una escuela, trasladándose posteriormente a Milán, en calidad de profesor de retórica en la sede del famoso obispo Ambrosio.
Los sermones de Ambrosio le acercaron al verdadero cristianismo y comenzó a leer las epístolas de Pablo. Un día, estando en el jardín, escuchó una voz del Cielo que le decía: ‚Toma y lee‘ ; se levantó a toda prisa y entrando en la casa donde tenía las cartas de Pablo, las abrió al azar y leyó en Romanos:
‚No en glotonerías y borracheras, no en lechos y disoluciones, no en pendencias y envidia: mas vestíos del Señor Jesucristo y no hagáis caso de la carne en sus deseos‘ (Ro. 13: 13 y 14). Agustín se retiró entonces a una finca, a fin de meditar, y meses después, el sábado de Pascua del año 387, recibía el bautismo de manos de Ambrosio.
En el 388, tras la muerte de su madre, regresó a Tagaste y fundó un monasterio, en el cual permaneció hasta ser ordenado presbítero en el año 391, siendo consagrado cuatro años después, a la muerte del Obispo titular, como obispo de la ciudad de Hipona, cargo que ocupó hasta su muerte.
Fue allí donde realizó la práctica totalidad de su inmensa obra literaria, en la que destacan obras tan conocidas como sus Confesiones, La ciudad de Dios, La verdadera religión, La utilidad de creer, Tratado sobre la Trinidad, conocido también como Enquiridion.