Quien ha alcanzado una determinada edad -dice el cardenal Martini- está en condiciones de tener una cierta mirada sintética sobre su propia vida, reconociendo los dones de Dios, incluso aquellos que le han llegado por medio de sufrimientos inevitables. Estamos invitados, por tanto, a una lectura sapiencial de nuestra historia y de la historia del mundo. ¡Dichosos quienes logran leer su vida como un regalo de Dios, quienes no se dejan llevar por juicios negativos sobre los tiempos presentes en comparación con los pasados!
Lo ideal sería llegar a contemplar, muy sencillamente, al Dios que nos mira: contemplarlo con amor o, más bien, pensar en Jesús como en alguien que tiene necesidad de nosotros para hacer plena su alabanza al Padre. Para ello, el Espíritu Santo será nuestro maestro interior. Y a nosotros solo nos quedará seguirlo con docilidad.
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Carlo Maria Martini (Orbassano, Turín, 15 de febrero de 1927 – Gallarate, Lombardía, 31 de agosto de 2012) fue un jesuita, profesor de teología, arzobispo de Milán, cardenal de la Iglesia católica. En la corriente de los cambios del post-Concilio, siguió la línea marcada por la Compañía de Jesús en sus últimas décadas. Nació en el suburbio turinés en el seno de una familia burguesa, hijo de padre ingeniero. Ingresó en la Compañía de Jesús (jesuitas) el 25 de septiembre de 1944, a los 17 años de edad. Hizo el noviciado en Cuneo; estudió en la Facultad de Filosofía Aloisianum, Gallarate, Milán; en la Facultad Teológica de Chieri, en Turín; en la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma (en 1958 recibió el doctorado en teología fundamental con la tesis: ‘Il problema storico della Risurrezione negli studi recenti’); y en el Pontificio Instituto Bíblico, Roma, donde obtuvo otro doctorado con una tesis sobre ‘El problema de la recensionalidad del códice B a la luz del papiro Bodmer XIV’. Martini fue ordenado sacerdote en 1952 y comenzó una carrera fulgurante, tanto en el ámbito académico como en el eclesiástico. Martini era experto en la crítica textual del Nuevo Testamento y había estudiado los papiros y códices que contienen el texto griego de los Evangelios. Martini obtuvo varios doctorados y dominaba seis idiomas modernos, además del latín, del griego y del hebreo clásicos.