La autora reúne textos breves de Tania Head, Anna Ajmátova, Virginie Despentes, Rocío Jurado, Ocaña, Olympe de Gouges y otras porque se puede escribir sin una habitación materialmente propia pero no se puede escribir sin un precioso zulo interior.
‘Lenguaje y contenido van, por tanto, absolutamente ligados en estos textos, y personalmente no puedo evitar que el conjunto me agreda, me violente, me resulte demasiado radical en ocasiones e incluso algo disparatado en otras. Puedo compartir muchas de estas ideas pero sólo hasta cierto punto, porque esta actitud de disconformidad y provocación extremas me agota. Sería necesario renunciar a toda una vida para dedicarse a ello, y sé que yo no podría hacerlo. Nadie puede negar que la violencia, la desigualdad y la discriminación siguen existiendo a nuestro alrededor, incluso en las sociedades más avanzadas, y es por eso por lo que son necesarias las escritoras activistas como Itziar Ziga cuyas conciencias, citando sus propias palabras, no les dejan dedicarse a otra cosa’.
María José Barrios – 23 de enero de 2010 – Macgregoradas 2010
Over de auteur
Itziar Ziga creció en un barrio de bloques de Rentería entre nubes tóxicas y descampados verde fluor. Hasta sus cinco años nadie se percató de que la futura perra no veía ni su sombra, de ahí quizás su preferencia por vislumbrar entre tinieblas.
Era una niña freaki que soñaba con ser libre y con estar buena. Tras licenciarse en periodismo y emigrar a Barcelona, ha transitado por los más precarios trabajos que el recién estrenado milenio reserva a las mujeres pobres y extraviadas. Hasta ahora no ha logrado dar el salto a la prostitución. Una vez publicó un artículo en la prestigiosa revista juvenil You, pero nunca más la llamaron. Durante tres maravillosos años fue reportera en el extinguido periódico de mujeres Andra.
Es vegetariana en la mesa y omnívora en la cama. El feminismo es su religión, aunque en esto también salió hereje. Su mayor orgullo es haber mantenido durante seis años un activismo pasivista en el duo ex_dones, junto a su inseparable Mónica Boix. Y alumbrar con ella el pantojismo, técnica para exorcizar el patetismo amoroso.