En ‘Teodicea’, el más relevante de sus libros y una de las cumbres del pensamiento filosófico y teológico del Occidente cristiano, Leibniz nos presenta a un Dios que en su creación del mundo ha seguido el plan más digno de merecer su preferencia. Un Dios convertido en optimizador global de la economía del universo, que ha hecho y hace lo mejor que es posible. Un Dios definido como una instancia trascendente sometida, a pesar de sus infinitos poder y sabiduría, a unas determinadas «constricciones» lógicas. El debate de la ‘Teodicea’ se acentuó a raíz del terremoto de Lisboa de 1755, que costó 250.000 vidas. En ese marco hay que situar el vibrante alegato de Voltaire contra el «optimismo» leibniziano.
Sobre o autor
Gottfriem Wilhelm Leibniz (1646-1716) es considerado uno de los filósofos modernos más importantes. Su obra caracteriza al tipo de genio universal moderno y define el perfil de un pensador que combinó el conocimiento con un talento que, en su versatilidad, permanece inigualable. Entre sus obras principales recordamos: ‘Discurso de metafísica’ (1686), ‘Nuevos ensayos sobre el entendimiento humano’ (1703) y ‘Teodicea’ (1710).