En estos Diarios íntimos, que ella define como ‘el espejo de mis sentimientos’, caben poesía, confesión, testimonio, relato y epístola. La mayor parte del tiempo el destinatario es su amante, pero también se dirige en estas páginas desgarradas al ‘querido diario’, a ella misma en un soliloquio fatalista, al ‘canalla’ de su marido, , al dolor con mayúsculas y al mismísimo dios. Estos diarios son también la manifestación de la culpa, del remordimiento, de la tensión constante con el qué dirán. Y el espacio donde la escritora ensaya su coqueteo con el suicidio, que concretará cinco años después de recuperar la libertad. Pero aunque Teresa Wilms Montt parece vivir adelantada a su tiempo, no puede escapar de la época que le corresponde. Y contra ella, contra esa realidad opresora, la escritora rivaliza y da una batalla que se expresa con la intensidad de una mente ebria y una agitadísima sangre en las páginas de estos precursores Diarios íntimos.
Sobre o autor
Teresa Wilms Montt (Viña del Mar, 1893-París, 1921). Hija de un matrimonio entre
reconocidas familias de la élite mercantil y política chilena, tempranamente comenzó a
publicar textos poéticos. Contrajo matrimonio con Gustavo Balmaceda Valdés y, debido
a los celos de su esposo por una supuesta infidelidad con su primo Vicente Balmaceda,
fue recluida en el Convento de la Preciosa Sangre en Santiago, donde escribió una parte
sustancial de estos diarios. Tras un intento de suicidio en 1916, logró escapar hacia Argentina
apoyada por el poeta Vicente Huidobro.
Publicó todos sus libros fuera de Chile, en España y Argentina: Inquietudes sentimentales
(1917), Los tres cantos (1917), En la quietud del mármol (1918), Anuarí (1918) y Cuentos para
los hombres que son todavía niños (1919). Póstumamente la editorial Nascimento publicó
una antología de su obra: Lo que no se ha dicho (1922).
Muere un día antes de Navidad en 1921 a los veintiocho años por una sobredosis de Veronal.