La periodista Sarah Babiker Moreno esboza en este ensayo los mapas posibles de la precariedad y la desigualdad de la ciudad actual, para tratar de dimensionar los efectos de la deshumanización y la necropolítica, desde una mirada que evita el derrotismo. De este modo, La nada fértil presenta un recorrido por las edades en la ciudad precaria: infancia, adolescencia, juventud, edad adulta y vejez, en un estilo a medio camino entre la crónica y la ficción feministas.
En palabras de Layla Martínez, autora del epílogo: «Las ciudades actuales son el escenario de una violencia atroz del capital en forma de rentismo, explotación y contaminación, pero también el lugar donde es posible dar rienda suelta al deseo de encuentro con los demás. Puede que la ciudad se presente ahora ante nosotros como un lugar desolador y desesperanzador, como un espacio cada vez más vacío de afectos y posibilidades de vida, pero, como dice Babiker, es también un lugar fértil, el escenario de una tensión de fuerzas que podemos volver a poner a nuestro favor. […] La nada fértil pertenece a esa tradición de libros que retrata la ciudad y a sus habitantes en un momento concreto que sin embargo se acaba convirtiendo en un reflejo de toda una época».
Table of Content
Infancia
Adolescencia
Juventud
Edad adulta
Vejez
Epílogo: Deseo de encuentro, de Layla Martínez
About the author
Sarah Babiker Moreno nació 1979 en la Ventilla, un barrio madrileño que vivía enplena transformación, en un país en transición política. Así que, desde pequeña, asumió que los cambios formaban parte de la vida, con una mezcla de nostalgia existencial y gusto por los giros de guion.
Hija de un sudanés y una española, lleva más de cuarenta años dialogando con el asunto identitario sin llegar a ninguna conclusión, y eso en el fondo le gusta. Sus primeros pinitos literarios fueron rimas dedicadas al Mio Cid y pregones a la Virgen de la Luz, auspiciados por la EGB de los ochenta, así que viene entrenada en la contradicción. Luego ya la cosa se puso más intensa, con relatos cortos y poemas que hablaban de desigualdad, desamor, racismo, migración, adolescencia y todos los grandes temas de las primeras letras de cualquier hija de vecina.
De naturaleza dispersa, y ya con cierta edad, ha estudiado varias cosas, entre ellas Periodismo y Antropología y ha vivido en cuatro o cinco países. También ha incursionado en distintos ámbitos profesionales, lo que ha alimentado su apuesta política por el fin del trabajo asalariado como lo conocemos, y la búsqueda de otras formas de redistribución como la renta básica universal. Y eso que su trabajo le gusta: desde hace más de un lustro es redactora y socia de El Salto Diario.